Los Juegos de Sochi-2014, una carga más pesada de lo previsto

La Villa Olímpica de la ciudad de Sochi, vista desde el hotel Radisson Blu, el 13 de marzo de 2013.
La Villa Olímpica de la ciudad de Sochi, vista desde el hotel Radisson Blu, el 13 de marzo de 2013.
(©AFP)

Los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi, que tendrán lugar en febrero de 2014 en esa ciudad del sur de Rusia, se presentan como una pesada carga económica para el país organizador, debido a numerosas inversiones que amenazan con seguir elevando la alta factura para el Estado.

Según los expertos, la situación podría empeorar y los costes estimados seguirían aumentando, reforzando la consideración de “los Juegos Olímpicos más caros de la historia”.

Desde la atribución de los Juegos a Rusia en 2007, el Gobierno, y especialmente su presidente, Vladimir Putin, han considerado este desafío como una cuestión de prestigio y orgullo nacional, mientras los gastos para las instalaciones deportivas y las infraestructuras se han multiplicado por cinco, para alcanzar los 36.000 millones de euros, lo nunca visto para este evento.

En un informe presentado la pasada semana a la Cámara Baja del Parlamento ruso (Duma), el Tribunal de Cuentas acusó a la empresa pública rusa Olimpstroi, encargada de las obras en las sedes olímpicos entre el mar Negro y las montañas del Cáucaso, de “haber tomado decisiones que han traído un aumento del coste de algunas sedes olímpicas sin aportar explicaciones (…) lo que ha conllevado para las instalaciones deportivas sobrecostes inútiles” de 15.500 millones de rublos (388 millones de euros).

El coste total de la factura olímpica, que se espera que siga aumentando, también se debe a la corrupción, un mal que gangrena el país y que representa según distintas estimaciones del 20% al 50% del total, declaró a AFP el analista independiente Anvar Amirov.

Además, algunas empresas habían hecho sus primeros cálculos sin tener en cuenta dificultades básicas (relieve, tipo de suelo) y han visto por ello cómo se disparaban las estimaciones, reveló recientemente el diario ruso económico Vedomosti.

Eso fue, por ejemplo, lo que le ocurrió al empresario Ajmed Bilalov, encargado de la construcción de un complejo de saltos de esquí en las montañas de Krasnaia Poliana, que lleva un retraso de dos años y cuyo coste pasó de 1.200 millones de rublos (30 millones de euros) a 8.000 millones de rublos (200 millones de euros).

“No se esperaban encontrar un terreno tan difícil para la construcción, pese a que yo les había dicho que los estudios estaban mal hechos”, declaró recientemente el viceprimer ministro ruso, Dmitri Kozak, encargado del éxito del proyecto olímpico.

Bilalov, que era también vicepresidente del Comité Olímpico Ruso, fue despedido en febrero por Putin, enfadado con los retrasos y los costes.

Otro ejemplo de la deriva: la construcción de una carretera y una línea de tren de 48 kilómetros entre Sochi (costa) y Krasnaia Poliana (montaña) costó 260.000 millones de rublos (6.500 millones de euros), calculó Vladimir Milov, líder de un movimiento opositor.

El Estado ruso, con la participación del sector privado, ha realizado además grandes inversiones para desarrollar el turismo y promete nuevas instalaciones que serán utilizadas después de los Juegos Olímpicos, que tendrán lugar del 7 al 23 de febrero del próximo año, pero los expertos tienen serias dudas.

“Es posible que pequeñas y medianas empresas se vean en la bancarrota”, indicó el analista Amirov, que cree que será el Estado el que termine “sufriendo las mayores pérdidas”.

 

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