Hacia una remodelación del gobierno de Samaras en Grecia

El primer ministro griego Antonis Samaras ante la prensa el 6 de junio en Helsinki
El primer ministro griego Antonis Samaras ante la prensa el 6 de junio en Helsinki
(©AFP/archivo)

La cuenta regresiva para una remodelación del gabinete griego dirigido por el primer ministro conservador, Antonis Samaras, comenzó el sábado, tras la salida del pequeño partido Dimar de la coalición a causa del desacuerdo sobre el cierre de la televisión pública.

Samaras se comprometió en mantener el rumbo de las reformas tras la retirada de Dimar y de sus cuatro ministros, que han reducido la mayoría parlamentaria de la coalición a solo tres diputados.

La perspectiva de elecciones legislativas anticipadas se disipó sin embargo después de que los socios socialistas de la coalición declararan que seguirán apoyando al gobierno en dificultad.

“Nadie quiere elecciones en este momento (…), iremos hasta el final de nuestro mandato” de cuatro años, declaró Samaras en un discurso televisado el jueves por la noche.

Un poco más de un año tras su llegada al poder, los conservadores se quedarán ahora en la coalición con los socialistas de Evangelos Venizelos, el antiguo ministro de Finanzas, que había renegociado la deuda griega en 2012.

“Creemos que el gobierno será más sólido ahora”, afirmó un responsable gubernamental, quien estimó que la izquierda moderada a menudo había “presentado cuestiones” que complicaban el trabajo legislativo.

Se espera una remodelación que haría entrar en el gobierno a varios socialistas, incluido al propio Venizelos, según los medios, antes del martes.

“La remodelación es cuestión de días, incluso horas”, escribía el sábado el diario Ethnos, que añadía que la misión del gobierno remodelado “será cualquier cosa menos fácil”.

Pero según una fuente gubernamental, una remodelación este fin de semana es “poco probable”.

-El cierre de la ERT: detonador de la crisis

Atenas tiene que aprobar una serie de medidas impopulares, como despidos masivos en los servicios públicos, ventas de activos públicos y, eventualmente, nuevos impuestos el año que viene.

Los observadores políticos apuntan a que Samaras ha aprendido algunas duras lecciones la semana pasada tras haber tratado de forzar la mano a sus aliados, a su vez presionados por sus propios partidos a propósito de las reformas de austeridad necesarios para que Grecia siga teniendo acceso a los fondos de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En mayo, los conservadores incluso dieron marcha atrás en un proyecto de ley antirracista que los socialistas y la izquierda moderada habían apoyado firmemente, provocando una profunda ruptura en el gobierno.

El primer ministro, que tiene una postura más dura sobre la inmigración clandestina que sus socios de la coalición, también quiso endurecer las condiciones de naturalización de los inmigrantes, en contra de la voluntad de sus aliados.

El detonante de la crisis gubernamental fue la decisión de Samaras de cerrar la radiotelevisión pública ERT el 11 de junio, cuando los socialistas del Pasok y de la Izquierda Democrática habían avisado que no apoyarían dicha medida.

“Samaras debe abandonar toda voluntad de gobernar de forma unilateral”, subrayaba el sábado el diario de gran difusión Ta Néa.

“Toda repetición de la gestión del caso ERT tendría consecuencias desastrosas”, advertía este diario de centro izquierda.

Los personales del ERT ocupan su sede en Atenas y sus locales en Salónica desde hace dos semanas para protestar contra el cierre, que supuso la supresión de 2.700 empleos.

El gobierno les pidió abandonar el lugar, pero el sindicato del ERT se niega a moverse.

“Las oficinas de la compañía tienen que liberarse”, declara una fuente gubernamental, “para tener acceso al servicio de paga y poder indemnizar a los asalariados”.

El Consejo de Estado, al que recurrió el sindicato de empleados del ERT, ordenó “sobreseer temporalmente” el cierre de la radiotelevisión pública y pide una solución provisional de reanudación de las emisiones.

Pero Samaras se niega a restablecer el ERT tal y como existía hasta entonces, afirmando que costaba demasiado caro. Propone indemnizar a los asalariados y crear un nueva radiotelevisión pública con personal reducido.

“Vamos a seguir haciendo gala de moderación, no tenemos intención de aumentar la tensión” enviando a la policía a evacuar los locales ocupados, “porque hay muchas otras soluciones (…) es la era de la electrónica”, subrayó la fuente gubernamental.

 

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