¿Aumentar la musculatura?

La musculatura para hombresSi bien un cuerpo musculado posee un atractivo especial que a casi todos agrada, el desarrollo muscular puede llegar a convertirse en una auténtica obsesión para algunas personas. ¿Es una buena decisión aumentar la musculatura?

Un aspecto saludable

Se denomina vigorexia a un trastorno consistente en la preocupación obsesiva por el aspecto físico acompañada de una distorsión de la percepción corporal, que obliga a estar musculando permanentemente el cuerpo. Algunos individuos la han sufrido y han hecho de su vida un auténtico calvario. Se trata, en todo caso, de un trastorno compulsivo ajeno a la normalidad, el cual ilustra sobre los peligros de la obsesión por la musculatura pero que no debe impedir, por otra parte, la consideración de sus beneficios. La principal virtud de un cuerpo bien musculado es la apariencia estética más atractiva; aunque, para poder disponer de ella, la práctica deportiva y el cuidado de la alimentación son imprescindibles. Exige, en cualquier caso, un importante sacrificio y una constancia permanente para trabajar la musculatura sin desfallecer. Es fundamental, por ello, no perder la perspectiva y ponerse en manos de un especialista experto que conozca las motivaciones y objetivos de la persona en cuestión. La salud ha de ser, siempre, lo primero: nadie debería asumir el menor riesgo físico para lucir un mejor aspecto.

Cómo ganar musculatura

Sea como sea, un aumento controlado de la musculatura y su mejor definición pueden dotar al cuerpo de una apariencia más satisfactoria. La forma de conseguirlo implica la realización de intensas sesiones de entrenamiento: es preciso realizar ejercicios muy exigentes para cansar al músculo, obligándolo a crecer. Hay que realizar entre tres y ocho series cada ejercicio, con ocho o diez repeticiones, la última de ellas al máximo nivel de esfuerzo soportable. Es preciso planificar una buena rutina de entrenamiento que permita trabajar cada gran grupo muscular en días alternos. Es esencial repartir adecuadamente el descanso y comer al menos cinco veces al día y con una ingesta preferente de proteínas (carne roja magra, pechuga de pavo y pollo, claras de huevos, quesos, leche, yogures…) e hidratos de carbono, así como de vitaminas y antioxidantes. El aporte diario ha de superar las dos mil doscientas calorías, siendo la constancia y la determinación imprescindibles para conseguirlo. Asimismo, la realización de ejercicios anaeróbicos es un complemento necesario para este proceso que, en todo caso, deberá ser controlado por un especialista cualificado.

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